El parricida de Ribera de Arriba, en la cárcel de Asturias mientras se valora su traslado a una prisión psiquiátrica

El detenido por decapitar a su padre, que recibió ayer el alta en el HUCA, permanecerá en el módulo de enfermería

La casa de El Picón donde vivían el parricida y su padre, precintada tras el crimen del pasado 8 de abril. | F. R.

La casa de El Picón donde vivían el parricida y su padre, precintada tras el crimen del pasado 8 de abril. | F. R. / Lucas Blanco

Pablo Muñiz, el hombre de 46 años que la noche del pasado 8 de abril decapitó a su padre a la puerta de la casa de unos vecinos de la localidad de El Picón, en Ribera de Arriba, ingresó ayer al mediodía en la cárcel de Asturias tras recibir el alta en el HUCA. El varón, que sembró el pánico en la rotonda de Soto de Ribera, lanzando la cabeza y atacando a varios conductores tras acabar con la vida de su progenitor, se encuentra ingresado en el módulo de enfermería de la prisión asturiana, a la espera de saber si es finalmente trasladado a otra cárcel psiquiátrica del país.

Muñiz recibió el alta, justo el día en que se cumplían dos semanas del macabro parricidio. Según pudo saber LA NUEVA ESPAÑA, los médicos apuntan a que el detenido sufrió un ataque psicótico agudo que le llevó a cometer semejante atrocidad. Los facultativos vinculan esa psicosis a la existencia de una enfermedad mental como la esquizofrenia. La necesidad de estabilizarle y realizarle más pruebas para afinar su diagnóstico clínico obligó a mantener ingresado a Muñiz hasta ayer, a pesar del auto judicial que decretaba su traslado a prisión ante un claro riesgo de "reiteración delictiva", emitido desde el 11 de abril.

Aunque fuentes judiciales apuntaban a un alta "inminente" el día de la emisión de la resolución de la jueza, la estancia hospitalaria se alargó más de lo previsto en un principio, ante la petición de los médicos para realizar un exhaustivo seguimiento a la salud mental del procesado, y tratar de que el diagnóstico fuese lo más preciso posible, además de garantizar la estabilización del paciente.

El ingreso en prisión se ordenó después de la visita de una comitiva judicial a la habitación del área de oncología, donde el detenido permaneció circunstancialmente los primeros días de ingreso bajo vigilancia de agentes de la Guardia Civil y atención del servicio de Psiquiatría. Estabilizado, aunque todavía atado de pies y manos, reconoció haber decapitado a su padre sin mostrar ningún signo de arrepentimiento. "Tenía que haberlo hecho antes", sostuvo ante la magistrada, minutos antes de reafirmar esas palabras ante personal sanitario y de la benemérita. "Corté por lo sano", puntualizó. El día antes, la benemérita intentó sin éxito arrancarle su versión de los hechos. "Os voy a matar a todos", gritó a los agentes.

A pesar de estas declaraciones, su familia afirma estar dispuesta a tenderle la mano al considerar que actuó movido por una enfermedad mental. Joaquín Muñiz, hermano de la víctima, Miguel Muñiz, ha pedido en varias ocasiones compasión para su sobrino. "No pedimos cárcel, solo que lo curen", declaró durante una misa dedicada al fallecido, celador jubilado del viejo HUCA, en la capilla del centro sanitario de La Cadellada, el pasado jueves.

Una vez que el parricida recibió la visita de la comitiva judicial, este fue trasladado a una de las habitaciones reservadas para los pacientes presos, donde continuó siendo sometido a distintas pruebas y seguimientos sobre su evolución clínica hasta ayer mismo.

El hombre permanecerá ahora en la enfermería de la cárcel asturiana, a la espera de ser trasladado a alguna de las dos prisiones españolas que tienen un módulo hospitalario especializado en salud mental: Fontcalent (Alicante) y Sevilla II. La evolución del proceso judicial, así como de su estado de salud, serán determinantes para que Instituciones Penitenciarias decida si finalmente cumple su ingreso en prisión provisional en el centro llanerense o lejos del Principado de Asturias.