De la enfermería de la cárcel de Mansilla de las Mulas, donde estuvo tres días aquejado de una crisis diabética complicada con gripe, a la celda, y de esa jaula, a la caja de pino. Alfredo Gabarri Jiménez, avilesino de 36 años, hijo de Miguel Ángel y Carmen y padre de dos niños, murió solo en el presidio leonés pocos minutos después de que España entera comiese las uvas de Fin de Año; a la una de la madrugada del pasado día 1, según el certificado de defunción.

Lo que no consta de forma clara en ese certificado es la razón de la muerte del preso: "Muerte súbita sin especificar", dice el documento oficial entregado a la familia, que anuncia acciones judiciales para aclarar tanto las circunstancias del fallecimiento de Gabarri Jiménez como para depurar las oportunas responsabilidades de lo que, a su juicio, parece "una dejación de funciones en la custodia de un preso". Una familiar del finado manifestó ayer a este diario su rabia por que Alfredo Gabarri "fue abandonado pese a estar enfermo y murió en esas circunstancias". Según la misma fuente, su pariente cumplía condena por acumulación de delitos de orden violento y confiaba en lograr en el mes de febrero el primero de los permisos que le permitiría salir del presidio. "Trabajaba dentro de la cárcel y tenía buena conducta; se portaba bien para redimir condena", aseguró la mujer.

El abogado que llevará el caso, miembro del despacho jurídico ovetense Hernando y Asociados, ve muchas lagunas en todo lo que rodea a la muerte en prisión de Alfredo Gabarri Jiménez. Las preguntas se acumulan: por qué el difunto estaba solo en la celda si, al parecer, debía tener un preso de acompañamiento; por qué fue trasladado de la enfermería del presidio a la cárcel el día de Nochevieja si su estado de salud era delicado; por qué no fue llevado en ningún momento al hospital; por qué nadie se dio cuenta de que había muerto entre la una de la mañana y el recuento de presos realizado al amanecer; por qué no consta una causa de fallecimiento clara; qué dice la autopsia, si es que fue practicada al cadáver, por qué...

Según la familiar asturiana que con más frecuencia le visitaba en Mansilla de las Mulas, Alfredo Gabarri Jiménez tenía diagnosticada diabetes del tipo 1 y un cuadro de gripe junto a una crisis glucémica aconsejó su paso a la enfermería del centro penitenciario el día 29 de diciembre. Esta mujer llamó el día 31 para interesarse por su pariente y nadie le supo explicar de forma cabal por qué le habían llevado de nuevo a la celda. La siguiente noticia que tuvo fue el día 1 de enero, la peor que pudo recibir: Alfredo Gabarri Jiménez había muerto. Su entierro fue tres días más tarde en el cementerio de La Carriona. Una familia desolada y con muchos interrogantes en la cabeza le rindió los honores fúnebres.

Se da la circunstancia de que la familia de Alfredo Gabarri Jiménez tiene parentesco lejano con la de Gonzalo Montoya, el recluso de Villabona que el 7 de enero fue dado por muerto y "resucitó" cuando le iban a practicar la autopsia. "¿Qué más tiene que pasar? Algo no funciona bien en el sistema carcelario español", protestan los parientes del reo muerto en Mansilla de las Mulas.