Ocho partidos en sus dos primeras temporadas en España minimizaron el cartel con el que Douglas Pereira (Monte Alegre de Goiás, Brasil, 6-8-1990) aterrizó en el Barcelona. Las lesiones y las dudas que se sembraron en sus apariciones con el conjunto azulgrana motivaron que se le ofreciera un nuevo destino para recuperar el buen nivel que había mostrado durante su etapa en el Sao Paulo. El brasileño eligió salir cedido al Sporting, aconsejado por Luis Enrique, que volvió a tender la mano a Abelardo ante la necesidad del Pitu de encontrar jugadores a coste reducido. El lateral carioca necesitó de varios meses para coger el tono y reencontrarse con el fútbol, finalmente, en Gijón.

Su rol en el Sporting fue de menos a más. La falta de ritmo competitivo y el hecho de ser propenso a las lesiones musculares obligaron a medir los tiempos con el brasileño, señalado desde el verano como el elegido para ser uno de los protagonistas del carril derecho del Sporting. Lo terminó siendo, sobre todo a partir de la segunda vuelta. Las estadísticas, en todo caso, reflejan que acabó participando en 23 partidos, siendo titular en 22. En este apartado, 21 correspondieron a la competición liguera, siendo los restantes los referentes a los partidos coperos ante el Eibar.

Los números también apuntan la principal virtud de Douglas en el terreno de juego. Los tres goles del jugador carioca, que actuó como lateral derecho o carrilero, principalmente, son una consecuencia de su permanente vocación ofensiva. Acostumbrado a militar en equipos con hambre de títulos, como Sao Paulo y Barcelona, las obligaciones defensivas no siempre son un asunto prioritario en su filosofía de juego. Tampoco ayudó la inercia negativa acumulada por el conjunto rojiblanco.

Douglas ha cerrado su etapa en el Sporting orgulloso de haber podido tener tanta presencia en el equipo y agradecido al apoyo que le ha brindado la afición del Sporting. No comenzó gozando del beneplácito del público, que pronto comenzó a hacer chascarrillos con su fragilidad respecto a las lesiones. Una tónica que le había acompañado durante sus años con el Barcelona. Tampoco le acompañó la suerte en su primera partido oficial como rojiblanco. Fue en la visita al Vicente Calderón, encuentro en el que el equipo cayó goleado (5-0) y que a la postre fue una de las referencias de la caída en picado del Sporting. Douglas, sin embargo, se fue ganando el respeto del sportinguismo a medida que encadenó detalles técnicos y atrevimiento en cada una de sus incursiones por la banda derecha.

Se estrenó como goleador en el triunfo del conjunto gijonés ante Osasuna, en El Molinón. Aquella victoria por 3-1, siendo el brasileño el autor del 2-0, que dejó encarrilado el resultado, puso fin a una racha de diez partidos sin ganar. También dio la esperanza de que el esquema con tres defensas y dos carrileros, estos últimos ocupados por Isma López y por él, sería el dibujo definitivo para que los rojiblancos volvieran a despegar en la tabla. Terminó siendo un espejismo.

Douglas volvió a marcar en la visita al Villarreal, en esta ocasión sin poder contribuir a sumar puntos, ya que el Sporting cayó por 3-1. Terminó despidiéndose con otro tanto, el que le hizo el pasado fin de semana al Betis, en la jornada que puso el punto y final a la competición liguera. Un adiós muy propio del verdadero fútbol de Douglas.