El Oviedo desapareció en Valladolid. Los azules, después de dos victorias consecutivas, cayeron en Zorrilla en un partido de escasa calidad y en el que ofrecieron muy poco. El partido estuvo marcado por el grave error del portero Juan Carlos en la jugada que dio origen al primer gol pucelano, en el minuto tres, y eso fue un lastre muy grande para un Oviedo que nunca estuvo cómodo en el campo y que fue incapaz de generar ni una sola ocasión de gol ante la portería de Masip hasta cinco minutos antes del final, en un disparo de Yeboah que pegó en el poste, tras un buen pase de Aarón Ñíguez. Poco después acortó distancias Linares, a tres minutos de final, pero era ya demasiado tarde y además los pucelanos sentenciaron el partido en una contra culminada por el exoviedista Míchel para establecer el definitivo 3-1.

El Valladolid hizo poco más, pero aprovechó sus escasas ocasiones para obtener una cómoda victoria y romper su racha de cinco partidos sin ganar.

El Oviedo sólo presentó un cambio con respecto al equipo que ganó en la pasada jornada en Tarragona, el de Diegui Johannesson por el sancionado Carlos Hernández, con lo que Anquela optó por jugar con una línea de cuatro defensas, con Diegui en la banda derecha por delante de Cotugno y Aarón Ñiguez en la posición de media punta.

La primera mitad estuvo condicionada por el error de Juan Carlos cuando apenas habían transcurrido tres minutos de juego. El guardameta azul concedió un saque de esquina innecesario al no conseguir atrapar un balón que no tenía ninguna dificultad y en esa acción llegó el gol de los locales, al rematar el central Deivid a la red el lanzamiento de Oscar Plano.

A partir de ahí, poco que reseñar por parte de ambos equipos. Prueba de ello es que la jugada del gol fue el único disparo entre los tres palos en toda la primera mitad, El Oviedo tenía el balón, pero le costaba progresar ante un Valladolid al que le bastaba el orden para anular todos los intentos ofensivos de los azules. Los azules cometieron bastantes errores en los pases y así casi todas sus opciones se desvanecían cuando llegaban a la zona de definición.

Un disparo cruzado de Aarón Ñíguez, en el minuto 20, y un remate de cabeza de Folch, que se marcho alto, en el minuto 32, fueron las únicas ocasiones de los oviedistas en toda la primera mitad. El Valladolid hizo poco más, pero al menos tenía la ventaja en el marcador, que le daba más opciones para manejar un partido que ofreció muy poco en los primeros 45 minutos.

En la segunda parte, el Oviedo trató de darle más intensidad al partido, pero al igual que sucedió en la primera le faltaba continuidad en el juego para intentar sorprender a un rival que se armaba bien en defensa y buscaba salir a la contra con rapidez. Además cometía muchos errores en los pases, la mayoría no forzados, lo que le impedía llegar con claras opciones a la portería de Masip. El Valladolid no se alteró y lo único que hizo en el tramo inicial fue tratar de gestionar su ventaja en el marcador y lo hacía con relativa comodidad ante un Oviedo que se mostraba demasiado inofensivo en el campo.

Con el partido muy plano, el Valladolid iba a aprovechar una jugada a balón parado para encarrilar su victoria. Fue en el minuto 76, cuando Mata peinó de cabeza una falta desde la izquierda de Míchel para establecer el 2-0 y dejar al Oviedo ya muy tocado.

El Oviedo reaccionó con orgullo en el tramo final. A falta de cinco minutos para el noventa los azules iban a tener su primera ocasión de todo el partido, en un disparo de Yeboah que repelió el poste izquierdo de la portería de Masip, tras un buen pase de Aarón Ñíguez.

El Oviedo insistió y tres minutos después iba a tener su premio con el gol de Linares, que acortaba distancias en el marcador y daba alguna tibia esperanza para los minutos finales. Sin embargo, el Valladolid iba a sentenciar el partido en una jugada de contraataque culminada por el exoviedista Míchel para establecer el definitivo 3-1.

Fue un partido muy flojo de ambos equipos, pero el Valladolid fue más efectivo. Se aprovechó del error inicial de los azules y luego supo manejar el ritmo del encuentro ante un Oviedo muy plano y con muy pocos argumentos para darle la vuelta al partido. Prueba de ello es que su primera ocasión llegó ya a cinco minutos del final cuando el partido estaba ya decidido. Apareció muy tarde y lo pagó con una justa derrota que corta la buena racha.