Santa María del Naranco, "un casoplón" que sigue impresionando a los visitantes, al margen de polémicas históricas

Las novedades arqueológicas sobre el edificio que mandó construir Ramiro I no alteran su animada vida como reclamo turístico

Chus Neira

Chus Neira

Dicen que desde abril el goteo de visitantes a los monumentos del Naranco ya es constante. Da igual que en los últimos tres días la identificación de una losa como piedra original del pórtico Norte de Santa María del Naranco haya venido a dar alas a la hipótesis de que Ramiro I construyó el edificio como un mausoleo. El tirón del Prerrománico es constante para turistas y locales en estas fechas, al margen de polémicas entre arqueólogos e historiadores y ese goteo se confirma sobre el terreno. En grupos, en parejas, en coche, a pie, van llegando, rodean el edificio edificado por Ramiro I, se hacen fotos y siguen hacia San Miguel de Lillo, porque las obras de saneamiento que han servido para profundizar en el conocimiento de esa losa todavía mantienen cerrado el acceso al interior de los templos.

A pocos metros, en el Centro del Prerrománico, el equipamiento del Principado que da información y recibe al visitante en las antiguas escuelas del Naranco, la historiadora Clara García aclara a una pareja algunos conceptos sobre la presencia de romanos y godos en Asturias. En estos días, desde que se dio a conocer la teoría del mausoleo, algunos han leído las noticias y comentan el debate. García tranquiliza desde una posición conciliadora y prudente. "Es interesante abrir líneas de investigación, y más si sirven para dar a conocer teorías y líneas de trabajo que ya se venían dando a conocer. Para nosotras no va a variar mucho". Desde el equipamiento del Principado trabajadoras como Clara García están al día de las investigaciones y ofrecen un relato lo más acutalizado posible. "Está claro Santa María del Naranco no tiene una tipología al uso", explicaba ayer al mediodía, "pero no creo que tenga que estar reñido con la capilla, o determinado uso religioso, porque ahí está el altar". Lo que "ya está muy superado", aclara, es "aquella idea del pabellón de caza y el salón de baile", por más que son afirmaciones que todavía siguen presentes en algunos libros de texto y algunos visitantes todavía las sacan a relucir. Lo importante, concluye esta historiadora, y lo que así hacen ver a los visitantes, no es "la arquitectura en sí, la novedad absoluta que supone, sin precedentes".

Unos metros por encima de las antiguas escuelas, muy cerca de las escaleras del pórtico donde se colocó esa losa para que reposara allí el sarcófago del rey según la hipótesis de César García de Castro o para que Ramiro I se dirigiera a los suyos en una especie de podio, según la teoría de Lorenzo Arias, Mercè Mompín y Judith Sanjuan han aprovechado su viaje a Oviedo, en un congreso, para visitar los monumentos. No es la primera vez para ninguna de las dos, pero Mompín se quedará por de nuevo con las ganas de conocer el interior. No tienen dudas de la belleza del Prerrománico –"es una joya"–, pero la cuestión de la funcionalidad y los usos ya les genera muchos interrogantes. Conceden que siempre se le había atribuido la vinculación a una iglesia, pero aprecian de forma evidente las incompatibilidades: "No hay campanario, las terrazas tampoco se corresponden con nada que podamos haber visto y, realmente, encajaría más con la idea que tenemos de los edificios civiles", relflexiona Mercè Mompín. Su amiga añade una reflexión que incide en esa voluntad de representar poder, de pura apariencia, en la que el arqueólogo García de Castro encuadra el edificio. "Yo intento tener o imaginar la mirada que podrían tener las personas que vivían aquí y pienso que para ellos tenía que ser impresionante. Además del valle, la cordillera, el enclave", relata Judith Sanjuan.

A los pocos minutos, Charo Camarero baja rápido por las escaleras que conectan Santa María del Naranco desde la carretera principal que sube al monte, la misma que las administraciones llevan años tratando de desviar para proteger unos edificios que tienen el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad por parte e la Unesco. Camarero bordea el edificio y se pierde rápidamente por la fachada Sur. Su marido, Alberto, tarda un poco más en aparecer y la busca. "Esta me gusta más", dice la mujer. ¿Más que San Miguel de Lillo? "Sí, eso es, me gusta más que la otra", explica.

Su marido protesta y se plantea por qué hay que comparar una cosa con la otra, como si uno se pone a decir si la Catedral es más bonita o no. "Son las impresiones de cada cual", le rebate su esposa. Este matrimonio de burgalés, residentes en Valladolid, han aprovechado el festivo de Castillo y León para estirar la semana. Han pasando un par de días en Las Caldas y ahora completan con un poco de turismo cultural. "Yo no tengo gran idea de esto", reconoce Charo Camarero, "a nosotros nos ha mandado mi cuñada, que sí entiende mucho de estas cosas".

No quieren ninguno de los dos en entrar a opinar sobre el carácter religioso o civil, aunque solo sea por lanzar conjeturas de lo que tienen delante. Alberto argumenta: "es que si me dices lo contrario, pues también me lo creo". De lo que sí pueden dar testimonio es de su amor por Asturias, una tierra a la que vuelven siempre que pueden. "Para mí es la comunidad más bonita de toda España". Ahí Charo Camarero no tiene duda. "Ya sabes lo que dicen, Asturias es España y lo demás tierra conquistada", remata su marido.

No solo hay turistas en los monumentos prerrománicos del Naranco en esta soleada mañana de abril. Por la carretera, procedentes de Ules, Marcelino Temprano y Fernando Fernández marchan a buen paso. Uno de ellos echa un vistazo a Santa María del Naranco y masculla algo de una losa. El periodista les echa el alto y comprueba que son dos vecinos de Oviedo bien informados de las noticias que durante los últimos tres días han venido aportando nueva luz a unos monumentos que, pese a ser tan conocidos, todavía guardan muchas incógnitas. "Hay que esperar a que los especialistas se pongan de acuerdo y digan algo". "La polémica, ya lo sabemos, unos dicen so y otros dicen arre".

Fernando Fernández está jubilado de Telefónica y su amigo, Marcelino Temprano, de Cofas, la Cooperativa Farmacéutica Asturiana. Desde hace diez años salen todos los miércoles a hacer rutas. Hoy les dio por subir al Picu Paisanu, bajar por Ules y volver a la carretera, pero no siempre circulan por el Naranco. Acumulan 261 salidas y en ayer por al mediodía, cuando se detuvieron delante de Santa María del Naranco, llevaban ya doce kilómetros de marcha.

Fernando Fernández, con 16 años, en 1968, posa encima del altar de Santa María del Naranco.

Fernando Fernández, con 16 años, en 1968, posa encima del altar de Santa María del Naranco. / LNE

Santa María del Naranco, a pesar de las incógnitas que guarda, la conocen muy bien, casi como uno conoce la casa en la que creció. "Ahí me hice las fotos de boda. El banquete fue en Lobato y las fotos vinimos aquí a hacerlas, en 1978", explica con júbilo Marcelino Trempano. Su colega tiene recuerdos de diez años atrás. Tenía 16 años y me hice una foto ahí, donde el altar, en cuclillas, todavía la debo de tener por ahí, ya os la mando". Sobre la gran pregunta, ya lo han dicho, prefieren que se aclaren antes los especialistas, pero como decía Judith Sanjuan y recomendaba la empleada del Centro del Prerrománico, coinciden en lo imponente de la arquitectura. "Esto en su día era un casoplón", resume Fernando Fernández. "Y es una seña de identidad de Oviedo", añade su amigo, Marcelino Temprano. Luego siguen el camino, mientras desean que la polémica sirva, al menos, para que invierta un poco más en los edificios, que, al fin y al cabo es Patrimonio de la Humanidad.

–¿De la humanidad? No, hombre, esto ye de los curas

A las risas de Fernández, casi sin solución de continuidad, le sucede el jolgorio de un grupo de franceses que han empezado a rodear la colina sobre la que se alza el edificio, a fotografiarla por todas sus esquinas. Odile Valet habla en nombre de todos. Ella viene de las Landas con su marido y con una amiga de Dijon. Están haciendo una ruta por el Noroeste de España que ya les ha llevado por Santillana del Mar y en la que seguirán por Cudillero, Santiago de Compostela, Lugo, Ponferrada, Burgos... Una aproximación a algunos tramos del Camino de Santiago. Su presencia en el Naranco no tiene nada de casual. "Queríamos ver estos monumentos específicamente", explica, "Santa María y San Miguel de Lillo". Odile Valet conoce incluso los hallazgos de los últimos días con bastante detalle, pero su interés se centra en ver "esa escultura tan refinada y tan antigua, contemporánea de la época de Carlomagno. Hay poco igual". ¿Y el debate entre lo sagrado y lo civil? También lo tiene claro: "Si uno piensa en los orígenes, en los edificios del mundo clásico, creo que no hay tanta diferencia, y muchas de estas creaciones se han convertido luego en iglesias. Pero más que su uso, lo que me interesa es su arquitectura, eso es lo que me emociona al verlos".

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