El actor asturiano José Antonio Lobato, corazón tan grande, ya da nombre a la escuela-teatro de Pumarín en Oviedo

Centenares de hombres y mujeres de la escena se vuelcan en el acto oficial

Chus Neira

Chus Neira

Un beso al cielo, un abrazo al corazón y una larga ovación resumieron, ayer al mediodía, el homenaje sincero, popular y arrojado que el teatro asturiano y todos sus aledaños culturales le dedicaron al actor José Antonio Lobato, fallecido hace ahora año y medio, con su nombre en la fachada del teatro de Pumarín desde hace más de doce meses pero hasta ayer huérfano de bautismo oficial donde festejarlo.

La enorme respuesta, centenares de hombres y mujeres de los escenarios y la cultura, fue tan grande como el corazón del actor, con una bondad que su rostro, tan duro, podía ocultar. Así lo contó Carlos Mesa, uno de los actores que llevaron la voz cantante al pie de teatro . Explicó que, con 8 años y desde el puesto de flores que tenía su madre en el Fontán, veía pasar a Lobato y no se atrevía a saludarle por esa mirada que, temía, se pudiera traducir en un exabrupto tipo Fernán Gómez. Nada que ver. "Parece mentira que detrás de esa imagen hubiera un corazón tan blando y amoroso". Así lo subrayaron su viuda, Gladys Pérez, y su hija, Elisa Lobato, que ellas solo habían venido a recoger lo que José Antonio Lobato sembró en lo personal y lo profesional y que lo más importante eran todos esos amigos, teatreros y peliculeros que se habían reunido allí. La lista era interminable porque ayer, en Pumarín, no faltó nadie, de Etelvino Vázquez a Maxi Rodríguez, por citar solo a dos de la gran familia de la dramaturgia asturiana.

El homenaje a Lobato, en espera desde que hace un año el Ayuntamiento puso las letras en la fachada, tuvo dos actos. El primero, el oficial, lo protagonizó el alcalde, Alfredo Canteli, junto al concejal de Cultura, David Álvarez, y un grupo de ediles de la oposición, encabezados por Carlos Fernández Llaneza y Gaspar Llamazares.

En esa primera parte, hubo una foto, se entregó una réplica de la placa, Canteli habló brevemente del "gran actor" que fue Lobato, "excepcional en todos los aspectos", y confirmó que los premios de teatro amateur de Asturias llevarán su nombre. El segundo acto, en la calle, a viva voz y sin presencia del equipo de gobierno, incluyó una primera intervención de su viuda para recordar las campañas de teatro para alumnos de Secundaria que "Margen" desarrolló allí y para reivindicar que al teatro de Pumarín, ahora ya teatro Lobato, "se le dé un contenido teatral, que no esté cerrado, que actúen aficionados, escolares y profesionales, que ensayen los grupos que lo soliciten".

Después, Diego Medrano realizó una sincera semblanza del actor, del hombre que "rezumaba Oviedo" y que "hizo de la precariedad leyenda". Habló de su "vocación obstinada", del intérprete que asimiló la enseñanza de Kipling y "trataba al éxito y al fracaso como a dos impostores". Y de la necesidad de seguir su estela y convertir la Cultura en "una lucha de todos, hoy que la cultura es luz de vela que se puede apagar con un soplo".

El profesor Antonio Fernández Insuela, pese a las dificultades del espacio, ofreció algo parecido a una clase y aproximó la figura de Lobato al tiempo de la primera Transición en la que al teatro realista nacional de Buero y compañía le salieron los grupos de vanguardia y un teatro independiente de los que "Margen" y Lobato fueron ejemplo fundamental.

El profesor de Trompeta Jesús Alberto Pacheco interpretó dos piezas acompañado por un guitarrista, y con la segunda, "Bella Ciao", el público se animó más. Después, los hombres y mujeres del teatro posaron en una foto bajo el nombre de Lobato.

Entre uno y otro acto hubo un entreacto sombrío. Gladys Pérez recriminó en un aparte al Alcalde no haber tenido una comunicación oficial del Ayuntamiento sobre el uso del nombre de su marido y le hizo ver el malestar reinante por la negativa a abrir ayer el teatro y dejar que se desarrollase dentro el homenaje. Molesto por las quejas, Canteli le soltó: "Pues si no te gusta, quitamos el nombre ahora mismo", se dio la vuelta e hizo mutis por el foro. Después fueron los aplausos y las palabras, aunque faltaran micrófono y techo.

Suscríbete para seguir leyendo