Entrevista | Javier Puente García Cangués, elegido presidente del consejo directivo de la Asociación de Hoteles de la Ciudad de México (AHCM)

"Desde fuera se ve Asturias como uno de los mejores lugares del mundo para jubilarse"

"Imagino la región como un destino para nómadas digitales, pero la fiscalidad, el acceso a internet y la promoción no están ayudando"

Javier Puente García.

Javier Puente García.

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Javier Puente García (Cangas de Onís, 1987) acaba de ser elegido presidente del consejo directivo de la Asociación de Hoteles de la Ciudad de México (AHCM) para el período 2024-2026. Estudió Administración de Empresas en ESADE, Barcelona, y completó un máster en "Marketing social y financiación de nuevas empresas" en el Indian Institute of Management en Bangalore, India. Desde los 24 años, ha desarrollado su carrera profesional en México, participando como consultor en el desarrollo turístico de Querétaro, liderando proyectos de restaurantes e introduciendo tecnología hotelera al mercado mexicano. En 2017, fundó Casa Pepe Hostel Boutique, el primer hostal boutique 5 estrellas de México, y en 2022 se asoció con el Grupo Presidente, uno de los más importantes del sector turístico en México.

–¿Cómo se siente tras la elección como presidente de la AHCM?

–Me siento con una gran responsabilidad, sin duda. Lo veo como un cargo, no como un reconocimiento. Soy el presidente más joven de la historia de la ciudad, de los pocos no nacidos en la Ciudad de México, y sin duda el primero que la preside regentando un hostal, no un hotel; o sea, un establecimiento de nueva generación. Represento a 300 hoteles con más de 54.000 cuartos. Y si sumamos todos los departamentos turísticos estaríamos hablando de unos 100.000 cuartos. Por otro lado, también me siento relajado: en el momento en que me senté, sentí la confianza de toda la directiva, de los nuevos miembros del Consejo y me vi con la posibilidad de poder ejecutar muchos de los proyectos que tenía guardados durante los últimos siete años que llevo participando en el Consejo de la asociación.

–¿Qué objetivos se marca para su mandato?

–Tenemos dos objetivos claros. Uno es el empoderamiento de la asociación respecto a su función como lobby de la industria. Necesitamos depender lo menos posible del financiamiento público. Llevamos ya seis años lográndolo. Y con la obra que estamos haciendo en las oficinas de la asociación, en la que vamos a tener más de 1.500 metros cuadrados de espacio, lograremos un modelo de negocio a través de un proyecto de coworking incubadora para empresas turísticas, así como el arrendamiento de varios locales comerciales, lo que nos va a permitir que la asociación perviva financieramente sin necesidad de depender de ningún organismo. Es una asociación muy saneada económicamente, gracias a la gran participación de los socios a través de las cuotas.

–¿Y el otro objetivo?

–El reto de incrementar la representatividad. Estamos en un momento en el que se han duplicado el número de cuartos de hospedaje a la venta en las ciudades, principalmente por los departamentos turísticos, y la asociación tiene que pensar más en representar a todo el hospedaje, no solo a los hoteleros. Pretendemos aumentar la representatividad a todos aquellos que tienen la vocación de hospedar a alguien en la ciudad.

–¿Qué salud tienen los hoteles de Ciudad de México? ¿Se han recuperado de crisis provocada por la pandemia?

–Estamos al 60 por ciento de ocupación promedio y hay una tarifa promedio de unos 1.500 pesos (82 euros), pero sería difícil plantear que la ciudad no se ha recuperado todavía. Uno de los proyectos que tengo sobre la mesa es separar los reportes y la estrategia de la hotelería de la ciudad por segmentos de mercado. Hotelería boutique; hoteles de gran turismo; hoteles urbanos o de negocio; hoteles, hostales y hoteles de gran turismo, y departamentos turísticos serían los diferentes segmentos. Dependiendo de qué segmento estemos hablando, la recuperación es distinta. La hotelería de la Ciudad de México está en un momento de bonanza, pero hay que seguir actualizándose.

–¿Cómo se ve Asturias desde el exterior?

–Se ve como el lugar idílico, uno de los mejores destinos del mundo para jubilarse. No descarto emprender algún día en Asturias. Por suerte tengo también la empresa de mi padre (Antón Puente, socio fundador de Arcea Hoteles), que siempre es un regazo al que puedes llegar algún día a tener un leitmotiv profesional. Esto no lo sabe él, pero a veces uno sueña con volver a echar una mano, ya con el camino hecho. Asturias debería especializarse en el turismo comunitario; es decir, poner como atractivo turístico la capacidad que tenemos de crear comunidad. Justo esto satisface la marginalidad que genera la hiperindustrialización que suele darse en los centros urbanos. Basalmente, lo comunitario es compuesto por la cultura de la huerta, la gastronomía, la naturaleza, la ganadería, etcétera. Esta solución desde la comunidad puede atender a públicos de todas las edades. Desde el nómada digital de 30 años hasta el turista contemplativo de 65.

–¿Cómo imagina el futuro del sector turístico en Asturias?

–Imagino Asturias como un destino para nómadas digitales, para que puedan emprender y producir, para jóvenes que puedan trabajar en remoto. Porque va a llegar un momento en el que estos jóvenes que hoy tienen de 18 a 30 años van a querer crear comunidad, y para criar a un niño Asturias es ideal. Lamentablemente, la parte fiscal, la parte de acceso a internet e incluso la parte de promoción no están ayudando; no hay una ventaja competitiva para que puedan ejecutarse grandes migraciones de estos perfiles a Asturias y así estabilizar el envejecimiento, la edad promedio. Asturias es uno de los grandes destinos del mundo porque lo es de España, y España es uno de los mejores destinos de la historia.

–Entonces, se plantea regresar a Asturias.

–La respuesta es sí, aunque yo, como mexicano ya, nunca voy a dejar de volver a México. Asturias y México están hermanadas desde hace mucho tiempo, y así seguirán. Desafortunadamente, en los últimos cuarenta año no hemos mirado tanto a América como a Europa, quizá por los fondos y financiamientos de la Unión Europea. Sin embargo, la vinculación cultural, familiar... con América y especialmente con México tiene más de 180 años y va a seguir. Se vienen unas etapas en las que cada vez vamos a ver más al mexicano como alguien con el que impulsar proyectos personales o profesionales. No veo mi vida como un Erasmus primero de solo ida y luego de regreso. Siempre va a ser de ida y vuelta a México.

–¿Quiénes son los llaniscos que lo acompañan en la directiva?

–Son dos amigos que, casualmente, son los que me animaron en un desayuno en el Hotel Exe, antes Ramada, propiedad de la familia Concha, de Llanes. Francisco Concha continúa en mi consejo como secretario de la Asociación de Hoteles. Y me presenta Francisco "Pancho" Santoveña, tesorero de la asociación, gran relaciones públicas de la hotelería en México, muy reconocido. Ambos han sabido mantener muy bien los grandes valores de nuestros orígenes. No tengo más que admirarlos y agradecerles que me hayan animado en aquel desayuno con huevos rancheros a que montara el hotel; como les decía yo, a que la cabra tirara al monte. Y hoy me empujan a presidir la asociación de la que ellos son partícipes desde hace cuarenta años, por lo menos.

–Está entre amigos…

–En esta asociación me encuentro como en casa, porque de los quince o dieciséis miembros de la directiva, al menos ocho o nueve o hemos nacido en el oriente de Asturias o en Orense. Así que la diáspora del norte de España, la gallega y asturiana, y la santanderina también, son probablemente los artífices de la hotelería de la Ciudad de México. Todos somos mexicanos y todos lo hacemos desde México y para México, pero hay algo en nuestros orígenes, en nuestra hospitalidad y en nuestros valores que nos ha permitido especializarnos en ello. Si un día se hace una película sobre la hotelería en este país, sin duda habrá un espacio para Llanes.

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