La nueva ordenanza municipal de sextaferias de Ponga, que incluye multas de más de 1.000 euros para quienes no colaboren en el mantenimiento de caminos vecinales, ha generado rechazo entre algunos colectivos vecinales de la comarca. La mayoría defiende la necesidad de que una norma regule la actividad, pero consideran "excesivo" que los que no acudan tengan que pagar multas tan elevadas.
Es el caso de la asociación "Collacios de Aballe", en Parres, que asegura que "obligar no es la solución". Su presidente, Luisa Fernández, esgrime que "las sextaferias son muy necesarias para mantener vivos los pueblos, pero tiene que salir de los propios vecinos, que las ven como una forma de juntarse y socializar. El que no acuda debe dejar voluntariamente una cuantía económica para compensar pero no recibir una multa", cuenta.
De la misma opinión es Gloria Redondo, presidenta de la asociación vecinal de Vis, en Amieva. "Trabajos comunales siempre hubo y es justo que se imponga una sanción simbólica pero no abusiva a quienes no acudan a realizarlos, teniendo en cuenta que las imposiciones generan malestar y tensiones", cuenta.
Por su parte, el Alcalde de la parroquia rural de Villamayor (Piloña), Andrés Rojo, apunta que "las sextaferias siempre existieron en base a derecho consuetudinario" y que "es necesario darles legalidad y tener un seguro por si alguien se manca realizándolas".
La norma que el equipo de Gobierno pongueto (PSOE-PP) se ha aprobado de forma inicial -cabe presentar alegaciones- y ya rige en otros lugares como en la parroquia de Leitariegos (Cangas del Narcea), donde los vecinos la han asumido como algo inevitable. En Ponga no se cobra en la actualidad impuestos municipales por el servicio de limpieza -sí se recauda por el IBI la viñeta y el alcantarillado, agua y basura- por lo que desde el Ayuntamiento consideran "justo" que los vecinos de entre 18 y 65 años arrimen el hombro para conservar el entorno.
