Relaciones entre Washington y Pekín

Blinken pide a China un trato justo a las empresas estadounidenses

El secretario de Estado de EEUU lamenta en su visita al gigante asiático la ayuda de las empresas chinas a Moscú

El secretario del Departamento de Estado de EEUU, Antony Blinken

El secretario del Departamento de Estado de EEUU, Antony Blinken / DEPARTAMENTO DE ESTADO DE EEUU

Adrián Foncillas

Antony Blinkensecretario de Estado de EEUU, ha iniciado su viaje de tres días a China en Shanghái, su pulmón financiero, exponiendo el pliego de cargos económicos previsible: el trato injusto que sufren sus empresas en el gigante asiático y las subvenciones estatales que distorsionan el mercado. A esos tradicionales lamentos se une la presunta ayuda de empresas chinas a Moscú.

Sobre el suministro de armas o de tecnología dual que puede ser usado por Rusia en el campo de batalla ya había alertado el miércoles. El jueves ha añadido que Washington está preparada para "tomar medidas", que no ha aclarado, contra los que dañan la seguridad estadounidense o europea. La batería de sanciones ya aprobadas ha generado el resentimiento de Pekín, que reclama para sí un rol equidistante.

Blinken le ha trasladado a Chen Jining, jerifalte comunista de Shanghái, que su Gobierno busca "una competición económica sana con China y un terreno de juego justo para los trabajadores y empresas" que operan en el país asiático. Es un disco rayado. Las cámaras de comercio estadounidenses y europeas han clamado durante décadas contra las barreras que levanta China frente a su mercado de 1.400 millones de consumidores, el más apetecible del mundo, a pesar de las promesas de derribarlas. La falta de resultados tangibles tras tantas presiones ha deslizado a los empresarios extranjeros a una comprensible desesperanza.

También ha aludido Blinken a las prácticas comerciales chinas que atentan contra las leyes del mercado. A ese asunto ya le dedicó sus esfuerzos el mes pasado en Pekín su colega Janet Yellen, secretaria de Comercio, que marchó de la capital asumiendo que la solución, en el mejor de los casos, necesitará de muchos años. Washington acusa a China de aceitar el desembarco global de sus productos, especialmente en el sector de las energías verdes, con subvenciones estatales que los hacen mucho más competitivos y baratos.

China denuncia el acoso a sus tecnológicas

A esas críticas responde China exponiendo el acoso que sufren sus compañías en Estados Unidos, sobre todo las tecnológicas. Primero fue Huawei, líder en redes 5G, y ahora Tiktok, la aplicación de videos cortos. Blinken ha aterrizado en China justo después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, aprobara el acta que prohibirá Tiktok en su país si su compañía matriz china, Bytedance, no se desembaraza de ella. Ese movimiento ha sido calificado por la prensa nacional como un acto de simple piratería comercial. Si añadimos las prohibiciones de Washington a exportar chips y otros productos de alta tecnología a compañías chinas, obtenemos un cuadro de zancadillas recíprocas.

La primera etapa de Blinken es llana. Le han permitido sus obligaciones asistir a un partido de baloncesto y degustar las empanadillas al vapor en un restaurante popular. En Shanghái también se ha reunido con estudiantes y empresarios estadounidenses y locales. Ha enfatizado los intercambios personales como vía para solucionar los conflictos a pesar de que el flujo de estudiantes chinos hacia las universidades estadounidenses ha disminuido en estos años fragorosos, con frecuentes quejas de maltrato inmigratorio incluso con visados en regla. El viernesa, en Pekín, le esperan montañas escarpadas. Primero con su homólogo chino, Wang Yi, y después probablemente con el presidente, Xi Jinping, hablará sobre los áridos asuntos geopolíticos que dividen sin remedio a las dos grandes potencias como Ucrania, Gaza o Taiwán.