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Las consecuencias de la descarbonización de Europa para el puerto gijonés

El Musel perdería la quinta parte de sus tráficos con el cierre de las térmicas

El mineral importado se transporta desde las dársenas locales por tren o en camión a seis centrales: tres de Asturias, dos de León y una de Palencia | En el último lustro se importó por el puerto gijonés una media de cuatro millones de toneladas de hulla con destino a las compañías eléctricas

Riego de una parva de carbón en Ebhisa para evitar que se levante polvareda. AUTORIDAD PORTUARIA DE GIJÓN

Hunosa cerrará este año con una producción de más de 300.000 toneladas, sin alcanzar el objetivo previsto de 390.000. El carbón que se importa por el puerto de El Musel para las térmicas asturianas y las del norte de León y Palencia es de cuatro millones de toneladas anuales, de media en los últimos cinco años. Esas cifras reflejan la trascendencia en Asturias del cierre paulatino de las centrales de carbón, que impulsa la Comisión Europea y que algunas empresas como Iberdrola, propietaria de la de Lada, quieren adelantar.

Para quemar la producción del carbón asturiano sobraría con mantener en funcionamiento en Asturias la central de Soto de Ribera, que tiene que completar con carbón importado unas necesidades de abastecimiento que no cubre por completo Hunosa. Las minas de Vitorino Alonso en el Suroccidente venden el mineral a térmicas leonesas. Sin embargo, el asunto alcanza una perspectiva muy poco halagüeña si se analiza lo que representa para El Musel, donde las descargas de carbón para las térmicas representa alrededor de una quinta parte del total de sus tráficos.

El porcentaje es variable, dado que la importación de carbón térmico aumenta los años de sequía, como el actual, debido a que con los pantanos vacíos y las centrales hidroeléctricas paradas, aumenta el rendimiento de las térmicas. En los primeros nueve meses de este año ya se habían descargado en El Musel 4,8 millones de toneladas de carbón térmico. Si bien no todo se destina a las centrales eléctricas, sí en un altísimo porcentaje.

Más de la mitad del carbón que se descarga por El Musel para las térmicas va a parar a calderas de EdP. Los dos grupos de la térmica de Aboño y la térmica de Soto de Ribera, a los que llegan algo más de 2 millones de toneladas anuales por ferrocarril desde la terminal de graneles sólidos de El Musel, Ebhisa.

Las centrales en Lada y Velilla (Palencia), que Iberdrola quiere cerrar en el plazo de cinco años, reciben por El Musel unas 800.000 toneladas de carbón al año, cifra que puede bajar algunos ejercicios cuando parte del mineral para la central palentina se descarga por Santander. Para la central de Gas Natural-Fenosa en La Robla se descargan por El Musel otras 800.000 toneladas, mientras que a la de Endesa en Compostilla se envían desde los muelles gijoneses unas 350.000 toneladas de hulla.

Estas cifras ponen de manifiesto que un cierre de las centrales térmicas podría afectar a las cuentas de El Musel si no se compensan con otros tráficos. La principal alternativa sería el gas natural, en el caso de que se autorizase la puesta en marcha de la regasificadora del puerto, en estado de hibernación. El problema es que el cierre de las térmicas posiblemente no llevase aparejada su sustitución por centrales de gas. Sí lo hizo así EdP en la última década, en la que cerró dos de sus tres grupos de carbón en Soto de Ribera, sustituyéndolos por centrales de gas de ciclo combinado.

Con muchas centrales de gas al ralentí en otras partes de España, por la caída de la demanda, parece difícil que Iberdrola quisiera construir nuevos ciclos combinados en Asturias para compensar el cierre de sus térmicas de carbón.

Si la normativa de la UE desincentiva a las eléctricas a apostar por el carbón, la postura no es unánime entre los estados ni entre las propias compañías. El pasado mes de julio, la Comisión Europea aprobó una decisión actualizando las condiciones medioambientales para las grandes instalaciones de combustión. La medida supone que las compañías eléctricas tienen cuatro años para hacer las inversiones necesarias para reducir las emisiones de las térmicas. Esto se añade a la normativa comunitaria que encarece los derechos de emisión de CO2 y la que restringe los pagos estatales por capacidad a las centrales térmicas que menos afectan al cambio climático, lo que en la práctica deja fuera a las de carbón. Si Europa tiende a la descarbonización, sobre el ritmo al que hay que hacerlo no existe unanimidad, como ha quedado patente en la Cumbre del Clima que se acaba de celebrar en Bonn (Alemania), en la que una veintena de países apoyaron una declaración que considera necesario cerrar las térmicas de carbón en los países desarrollados antes de 2030. España, Alemania y Polonia no suscribieron el acuerdo.

Así las cosas, el futuro de las térmicas del carbón no está claro. Mientras varias empresas del sector no le ven futuro, el Gobierno ha elaborado un borrador de real decreto que puede impedir a Iberdrola consumar el cierre de Lada en el plazo que quería la eléctrica. El Gobierno tendrá que autorizar o no el cierre en base a criterios de seguridad del suministro eléctrico.

Además de Iberdrola, Endesa también quiere acelerar el cierre de sus térmicas de carbón y Gas Natural-Fenosa tampoco tiene querencia por este tipo de centrales. Diferente es lo que pueda ocurrir con EdP. Esta compañía eléctrica acaba de acometer importantes inversiones en el grupo dos de la térmica de Aboño y en Soto de Ribera, ambos con desulfuración y desnitrificación.

En cuanto al grupo 1 de la térmica de Aboño, su futuro no está claro. Que no se haya acometido todas las mejoras medioambientales en el mismo no significa necesariamente que se acabe cerrando. La térmica de Aboño tiene una ventaja respecto a otras centrales en España y es que no depende del nivel con el que baja un río para refrigerarse y por lo tanto para funcionar. Se refrigera con agua de mar, lo que garantiza su operatividad. En Aboño no sólo se quema carbón importado: también se queman gases de los hornos altos de ArcelorMittal. Además se han hecho estudios sobre la posibilidad de utilizar pellets como combustible en el grupo 1 de la central térmica y, según explican fuentes sindicales de la compañía, también se está analizando la posibilidad de reconvertir este grupo para el uso de gas natural.

El 30 de noviembre de 2016 la Comisión Europea presentó un paquete de medidas "para preservar la competitividad de la UE ya que la transición hacia una energía limpia está cambiando los mercados mundiales de la energía". Esa apuesta defendida por el comisario europeo de Acción por el Clima y la Energía, Miguel Arias Cañete, permitirá aumentar el PIB en un 1% durante la próxima década y crear 900.000 empleos en Europa, en especial en las nuevas tecnologías. Por contra, los beneficios que este cambio puede traer para El Musel parecen nulos, más allá de eliminar las nubes de carbón que molestan a los vecinos del entorno.

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