Entrevista | Paula Valdivia Jugadora del Motive.co y de la Selección Española

Así lidia con la pérdida de capacidad auditiva una estrella del balonmano asturiano y español: "Influía en mi carácter, pero me lo tomo con humor"

"Intento contar que tengo hipoacusia para hacer ver que no pasa nada, pero antes me costaba mucho más hacerlo"

Paula Valdivia posa en Gijón con sus audífonos.

Paula Valdivia posa en Gijón con sus audífonos. / Ángel González

Paula Valdivia (Algeciras, 28 años) es una de las jugadoras más destacadas del Motive.co Balonmano La Calzada desde su llegada a Gijón en 2022. También es internacional con la selección española y fue nombrada mejor extremo derecho de la Liga Guerreras Iberdrola en 2019, cuando jugaba en el Balonmano Zuazo.

Pero Valdivia no se cita con LA NUEVA ESPAÑA para destripar una trayectoria deportiva trufada de éxitos ni de las opciones de permanencia de su equipo. La andaluza quiere hablar de algo mucho más importante: la pérdida de capacidad auditiva que sufre desde que nación, conocida téncnicamente como hipoacusia, y cómo esta ha condicionado su vida y su carrera. Lo hace con sus audífonos de GAES puestos: solo se los quita para jugar al balonmano.

–¿Cómo y cuándo tomo conciencia de que sufría hipoacusia?

–Lo tengo desde que nací. La primera en darse cuenta de que tenía pérdida de audición fue mi madre, cuando yo tenía tres años. Estábamos en casa y, en función de dónde estuviera, la escuchaba con claridad o no, porque dentro de la pérdida de audición hay sonidos que escucho mejor y otros que me cuesta mucho más identificar o que directamente se me escapan.

–¿Qué porcentaje de pérdida auditiva sufre?

–No sabría decirlo. Sé que lo que yo tengo se llama hipoacusia moderada.

–Decía que percibe mejor unos sonidos que otros.

–Los agudos me cuesta mucho más identificarlos, tengo que esforzarme mucho. Lo noto también en las audiometrías que me voy haciendo cada seis meses.

–¿Cómo le afectó la pérdida de capacidad auditiva en su infancia?

–Cuando mi madre empezó a llevarme al otorrino, yo enseguida, de siempre, supe que tenía este problema. Era algo que yo sentía que no me condicionaba porque siempre lo había tenido, era normal para mí. Pese a todo, y sin audífonos, que no me los puse hasta los 23, fui pasado cursos en el colegio y me saqué una carrera universitaria. Ya cuando tenía doce años el otorrino me aconsejó ponerme los audífonos, pero yo pensaba: buah, me da respeto. Fue al empezar a usarlos cuando me di cuenta de todas las complicaciones que me había generado no llevarlos. Yo pensaba que escuchar mal era lo normal, yo estaba en mi mundo, pero cuando me puse los audífonos vi que mejoró mucho mi calidad de vida.

Paula Valdivia sostiene sus audífonos.

Paula Valdivia sostiene sus audífonos. / Ángel González

–¿Le costaba entender a los profesores, socializar con sus compañeros…?

–Sí. Cuando una persona ve que tiene una limitación, lo normal es buscar una solución. La mía fue buscar una serie de recursos. Por ejemplo, en clase siempre me ponía la primera para escuchar mejor al profesor. Al tener pérdida de audición, me acostumbré a leer los labios de las personas. Así he ido sobreviviendo.

–¿Alguna vez sufrió acoso por ello?

–La verdad es que no, nunca he tenido ningún problema de ese estilo, o al menos yo no le he percibido. ¿Sabe lo que pasa? Que al no tener plenamente desarrollado el sentido del oído se me escapan algunas cosas. Pero muchas veces me digo: total, para lo que hay que oír, ni tan mal (se ríe).

–Hablaba de que ha aprendido a leer los labios. ¿Le es útil durante los partidos de balonmano?

–El tema del deporte es más complicado, porque en el balonmano hay mucho contacto y no puedo usar los audífonos ni en los partidos ni en los entrenamientos. Además, la zona del oído se suele irritar mucho. En ocasiones no me entero de lo que me dicen, porque en los partidos se suele gritar mucho. Tengo mis limitaciones, pero las compañeras me ayudan transmitiéndome lo más cerca posible la información e intentado buscar soluciones para que me entere de todo lo más fácilmente que se pueda.

Paula Valdivia, esta mañana en Gijón.

Paula Valdivia, esta mañana en Gijón. / Ángel González

–¿Le supone una limitación en la pista?

–Sí, lo es. Cuando eres joven, y yo empecé con 12 años, la gente no lo llega a entender. Yo intento transmitirlo y normalizarlo. Cuando era joven me hacía ser más tímida por no enterarme de todo, influía en mi carácter.

–¿Le resultaba sencillo contar lo que le pasaba?

–No siempre lo ha sido. Ahora, con 28 años, sí. Intento contarlo para hacer ver que no pasa nada, pero antes me costaba mucho más. En el colegio, por ejemplo, eran mis padres los que se lo decían a los profesores. En el balonmano, yo nunca he ido donde el entrenador a contárselo, sino que eran ellos los que al darse cuenta me lo comentaban.

–¿Sintió siempre la empatía de su entorno familiar, personal y deportivo con respecto a su pérdida de capacidad auditiva?

–Sí, siempre. Yo me lo tomo con sentido del humor, es la mejor opción para superarlo todo. Para mí la sordera ha sido una limitación, no un problema.

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