Mieres encanece en compañía: un centro social con 24 años de andadura

El centro de mayores de Mieres aglutina a casi 6.500 socios, con más 70 actividades: "No somos un espacio de viejos"

Gema Suárez y José Antonio Álvarez, en los accesos al centro social. | D. M.

Gema Suárez y José Antonio Álvarez, en los accesos al centro social. | D. M. / David Montañés

El centro social de personas mayores de Mieres tiene casi 6.500 socios y ofrece más de setenta actividades diferentes, desde pintura a iniciación a la informática, pasando por cursos de guitarra, gimnasia, bailes de salón o talleres de teatro. La larga lista incluye casi todo lo imaginable. "Somos una gran familia y tenemos lista de espera para todas las iniciativas que organizamos", destaca Gema Suárez, directora del centro.

Una reciente celebración en el centro de mayores.

Una reciente celebración en el centro de mayores. / David Montañés

El equipamiento ubicado en las instalaciones del antiguo economato de Hunosa, en los bajos de la actual Casa de la Música, lleva ya 24 años presentando servicio en la ciudad: "Una de las grandes virtudes de este centro es su ubicación, ya que está en pleno centro casco urbano y la mayoría de los usuarios podemos acudir andando", explica Elvira Fernández, con 98 años, una de las decanas de la instalación, por la que pasan cada día más de un millar de personas. "Si ahora mismo tuviera que pedir algo, sería contar con más espacio para poder ampliar la oferta de actividades y poder aceptar a más gente, pero ya no tenemos sitio para crecer más", subraya Gema Suárez.

Socios del centro, durante una estancia en Sevilla.

Socios del centro, durante una estancia en Sevilla. / David Montañés

El centro social de personas mayores de Mieres está lejos de ser un espacio decrépito que proyecte una imagen de avanzado envejecimiento. El equipamiento desprende una alegre sensación de animación y vivacidad. "Hemos logrado que ya no se nos vea como un centro de viejos. Somos personas mayores, pero eso no significa, en la mayoría de los casos, ser anciano", destaca José Antonio Álvarez, presidente de la asociación del centro. Este colectivo surgió hace poco más de un par de años para colaborar en la gestión de actividades ante la creciente demanda.

Para poder ser socios del centro de mayores de Mieres hay que tener cumplidos los 60 años, aunque a partir de los 55 es posible incorporarse en función de dependencias y estado laboral. "Aquí intentamos favorecer siempre a los socios más necesitados, nunca perdemos de vista que estamos prestando un servicio de carácter social", remarca Gema Álvarez.

El equipamiento depende directamente de la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar, aunque colabora frecuentemente con los centros de gestión municipal. Las áreas de actividad en funcionamiento incluyen promoción del envejecimiento saludable, cultura, nuevas tecnologías, programas intergeneracionales y talleres ocupacionales. "En muchos casos son los propios socios los que, en función de su formación o conocimiento, se ofrecen como monitores", explica Gema Suárez. Son más de 130 los voluntarios que están al frente de talleres y cursos.

"Lo que al final buscamos es utilizar esta valiosa herramienta para fomentar el envejecimiento activo, facilitando también el acceso a actividades de una manera mucho más económica y tratado siempre de favorecer la actividad comercial local", indica José Antonio Álvarez. El dinamismo del centro rebasa con mucho los muros del equipamiento público. "Cada año organizamos tres o cuatro viajes, cruceros y visitas a diferentes zonas de España con buen clima o atractivo cultural", apunta Álvarez. Estos desplazamientos turísticos mueven entre 50 y 150 personas, según las características. "Se trata de una cobertura que va más allá de lo puramente lúdico. Para muchos socios de edad avanzada es la única manera de viajar, ya que se sienten más protegidos en grupo y con todo organizado. Muchos nos dicen que ellos solos no viajarían nunca, pero que con nosotros irían casi al fin del mundo", destaca Gema Suárez.

La demografía

La realidad demográfica del municipio de Mieres viene marcada tanto por el despoblamiento como por el envejecimiento, dos indicadores que suelen correlacionar en la misma dirección. El resultado es que, según los datos de 2022, el concejo ya tiene más personas mayores de 85 años que niños menores de 10, una anomalía incluso para los cambiantes modelos de pirámide poblacional que toman forma en Europa. En Mieres había a finales de 2022 un total de 1.942 menores de diez años, por 2.226 mayores de 85. El desequilibrio no encuentra similitudes ni a nivel comarcal, ni regional ni nacional. Langreo, por ejemplo, sigue teniendo muchos más niños nacidos después de 2011 (2.303) que personas nacidas antes de 1936 (1.956).

El envejecimiento hace tiempo que es una prioridad para los servicios sociales en Mieres. Son muchos los condicionantes asistenciales que genera. Por ejemplo, las personas mayores suponen la mitad de todas las altas hospitalarias y presentan estancias más largas que el resto de la población. La atención en los hogares es igualmente un problema. La teleasistencia atiende a unas 200 personas.

El centro de personas mayores de Mieres es consciente del contexto social que lo rodea. Unas de las aspiraciones del equipamiento es poder ampliar sus servicios y cubrir las necesidades de una franja de población que, en la actualidad, no tiene acceso a la protección social que demanda: "Nos gustaría poder crear un nuevo espacio de ayuda, un recurso intermedio con respecto a un centro de día que permitiera descargar un poco de trabajo a las familias que tienen en casa a una persona que ya no se vale por completo, pero que está a la espera de poder entrar en algún otro tipo de programa de cobertura amplia", señala Suárez.

La instalación es consciente de que es un recurso valioso para dar cobertura a las personas mayores con necesidades, pero también pretende desempeñar una tarea de socialización que ayude a combatir una enfermedad silenciosa y que no se trata en los centros sanitarios, el aislamiento. "La socialización es el mejor remedio contra el mal de la soledad", subraya José Antonio Álvarez. En el centro de mayores resulta sencillo sentirse parte de una comunidad. Hay grupo de teatro, muchas actividades intergeneracionales, ecohuerto, y todas las semanas hay baile: "Lo único que podemos decir es que nuestro aforo máximo ronda las 200 personas y siempre cubrimos por completo", destacan los responsables del centro. Sentirse útil es otro de los objetivos internos. Para ello hay muchos programas, como el de costura que cada año trabaja con la asociación Santa Bárbara en el arreglo y confección de los trajes de la Cabalgata de Reyes. "Somos un centro de encuentro, de convivencia y bienestar".

Suscríbete para seguir leyendo