Javier Portús: "La mayor aportación de Carreño a la pintura es la imagen que da a la monarquía"

El experto del Museo del Prado desmenuza el retrato vestido de Eugenia Martínez Vallejo que estos días se ve en la cúpula del Niemeyer

Javier Portús, en primer término, seguido de Carlos Cuadros, ayer, en la sala cine del Niemeyer.

Javier Portús, en primer término, seguido de Carlos Cuadros, ayer, en la sala cine del Niemeyer. / Ricardo Solís

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Lo primero que hizo ayer en la sala cine del Niemeyer el responsable de la Pintura Barroca del Museo del Prado –se llama Javier Portús– fue constatar que los dos retratos de Eugenia Martínez Vallejo –el vestido está hasta el día 2 de junio en la cúpula del Niemeyer, el desnudo, sigue en la Pinacoteca Nacional– "están muy bien documentados". Y eso permite saber quién los pintó, quién fue la modelo, quién los encargó, en qué año... Y el resultado de toda esta documentación es que fue Juan Carreño de Miranda, en uno de sus momentos más maduros: los cuadros son de 1680 y el avilesino murió en 1685.

Carreño de Miranda, al decir de Portús, fue uno de los grandes maestros: "Su mayor aportación a la historia de la pintura es la imagen que da a la monarquía", subrayó apuntando a dos imágenes icónicas: de Carlos II delante de un espejo y de su madre, la reina Mariana, con los hábitos de monja, ante un escritorio. Esa imagen de la que habló Portús tenía que ver con el realismo oscuro más que imagen florales de los grandes emperadores.

Portús explicó la historia de los dos retratos de Eugenia Martínez Vallejo. "Hasta 1827 van juntos: en la Zarzuela y en El Pardo. En 1827 es cuando se incorpora al catálogo del Museo del Prado. Los responsables de aquella primera colección eligen sólo el retrato vestido por mantener el decoro. Lo que hace entonces el rey Fernando VII es regalárselo a Juan de Gálvez, uno de sus pintores. No es, sin embargo, hasta 1939 cuando se vuelven a emparejar", señaló el experto del Museo ante un aforo completo conquistado por uno de los retratos principales del más principal artista avilesino de todos los tiempos.

El jefe de Pintura Barroca también colocó a la niña Martínez Vallejo dentro del colectivo de las "gentes del placer", aquellas personas que vivían en la corte para entretener las vidas cortesanas. Así comentó ejemplos de bufones como "El Primo", como Pablo de Valladolid... Personajes que ya salieron en los retratos que había hecho Velázquez, el maestro principal de Carreño. "El género del retrato está muy codificado. Carreño lo experimenta con bastante libertad", insistió el experto del Museo del Prado, el primero de una serie de expertos que acompañan la exposición "El arte que conecta" y que ha traído a Avilés la obra de Carreño durante un mes completo.

Junto a las charlas, el Niemeyer ha organizado un ciclo de visitas escolares a la obra convertida ya en acontecimiento cultural.

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