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Gabino de Lorenzo, el último golpe del hombre "de la oreya llarga"

El exalcalde, pura intuición y colmillo político, abre una nueva etapa en una carrera con la que ahormó Oviedo a su imagen

Gabino de Lorenzo, el último golpe del hombre "de la oreya llarga"

Su último acto público, el pasado 10 de marzo, fue la celebración del vigesimotercer aniversario de la Delegación de Defensa de Asturias, donde se homenajeó la labor de los reservistas. A bote pronto, se podría suponer que Gabino de Lorenzo vivió entonces una epifanía que le llevó a dar un paso atrás y a dejar ayer la Delegación del Gobierno con nocturnidad y alevosía. Pero, a estas alturas, nadie se cree que uno de los políticos más intuitivos y con más cintura y colmillo que haya parido la Asturias post-Transición se haya dejado llevar por un canto de senectud. No en vano, hay quien lo escuchó decir, comparándose con los gochos asturceltas, que él también era "de la oreya llarga" para explicar, con su particular sentido del humor, que veía las cosas venir de lejos. Lo que ocurra hoy explicará por qué se produjo el descoloque que sufrieron anoche buena parte de los dirigentes del PP asturiano.

"El de la oreya llarga", abuelo con tres nietos de dos hijos fruto de su matrimonio con Rita Mari Álvarez nació el 14 de febrero de 1943, en San Valentín. Otro punto para atribuirle don para las corazonadas.

Ingeniero de minas, trabajó durante 20 años en Ensidesa, donde llegó a ocupar el cargo de jefe de división de hornos altos y hornos de cok. Y entonces, con 45 años, renació. Pasó a la política y fue alumbrado el Gabino que todos conocimos y levantó tantas filias como fobias, el alcalde peatonalizador de Oviedo, el que ganó por mayoría seis elecciones consecutivas y a lo largo de 21 años ahormó la ciudad a su imagen y semejanza armado con sus farolas, manguerazos, jardineras, fuentes, rotondas, calatravas y magdalenas poco proustianas de amargo sabor. El 9 de enero de 2012 fue nombrado delegado del Gobierno en Asturias y anoche, en una carta crepuscular a Rajoy , dejaba el cargo antes que nada. Quizá la "oreya llarga" le haya avisado.

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